domingo, 17 de octubre de 2010

Comentario del artículo: Educación en la Sociedad de la Información de Rosa María Torres.

           El uso de los recursos tecnológicos en el ámbito educativo nos ofrece un amplio abanico de posibilidades para trabajar con ellos y, por tanto, será de gran utilidad en el proceso de enseñanza/aprendizaje, si previamente se realiza una reflexión que nos permita ser capaces de seleccionar y utilizarlos convenientemente. De este modo, estos recursos podrán convertirse en una herramienta de gran ayuda tanto para el profesorado como para el alumnado, ayudando a estos últimos en el proceso de adquisición de las Competencias Básicas recogidas en la actual Ley Educativa (LOE, 2/2006).
            Esta sociedad de la información, en apariencia, al alcance de todos no es real. Muchas personas pertenecientes a determinados ámbitos no tienen la posibilidad de acceder a esta tecnología y, por tanto, a esta información. Es lo que se conoce como brecha digital, produce exclusión social y hace que muchas personas estén “desconectadas”. Uno de los objetivos debería ser luchar por la igualdad de oportunidades, para poder superar esta situación desfavorecedora y creadora de diferencias insalvables.
            En relación al término de Paulo Freire “educación bancaria”, aludido por la autora del artículo a comentar (http://vecam.org/article643.html), en contraposición a “educación liberadora”, es importante cambiar el sentido de la educación. Debemos trabajar para promover el pensamiento crítico y formar personas capaces de pensar por sí mismas, para que puedan transformar sus vidas y la sociedad mejorándolas. Es, por tanto, un objetivo prioritario lograr que los alumnos sean capaces de aprender a aprender a lo largo de toda su vida. No olvidemos que una de las Competencias Básicas que ha de adquirir el alumnado es la competencia de aprender a aprender.
            Es necesario integrar las TIC en un plan de trabajo flexible, que pueda ser revisado y modificado, que se extienda a lo largo de los diferentes cursos, asegurando cierto grado de coherencia y continuidad. Además, debemos determinar cómo se usará la tecnología en cada curso, qué se intentará conseguir con su uso y cómo va a progresar el alumnado. Para ello debemos dar prioridad a aquello que parece más viable en función de nuestra formación y la del alumnado, teniendo en cuenta los recursos disponibles.
            Las posibilidades educativas de las TIC y la necesidad de enseñar su manejo al alumnado son dos retos que el sistema educativo ha de afrontar. Para conseguirlo es necesario proporcionar una dotación de material a los centros y una formación adecuada al profesorado, no sólo en el plano técnico sino también en el didáctico.
            Como el artículo expone, las modernas TIC parecen haber desplazado a las TIC tradicionales y a instituciones claves como la familia, la comunidad, el sistema escolar, los medios masivos de comunicación, la biblioteca, el lugar de trabajo, etc. Esto no debería ser así, porque todos los campos en los que están inmersas las personas proporcionan información, formación, conocimientos, en definitiva, educación. Por ello, esto debe ser tenido en cuenta por los responsables de la educación a todos los niveles.